sábado, 12 de septiembre de 2009

Tomando el café esta mañana...


Esta mañana, tomando el café, me he encontrado con esta reseña que me envía Victoria.

Hasta ahora no os la había presentado pero es compañera de cafés de Manolo y míos.

Tiene una estupenda capacidad para pasar al papel la vida que le rodea. Escribe de una manera especial, de esas que te llega.

Poco a poco, la tentaremos para que nos vaya dando su peculiar visión de los temas.

Hoy, solo la presentaré diciendo que es una fan de Manolito Gafotas (que os recomiendo leer para el ciclo que abrimos de la nueva película).

Ella también vive en Carabanchel (aunque ahora esta en Londres)

Elvira Lindo hace su reflexión y su llamada a actuar ante la educación de los mas pequeños. Vosotros fuisteis educados por unos padres y una sociedad pero ahora sois los responsables de la educación de otros pequeños y en otra sociedad ¿que os parece que podéis cambiar para ellos?


No se desaliente: no tenemos la educación pública que quisiéramos (a pesar de la aireada campaña "ni un niño sin ordenador") pero usted puede enseñar a su hijo a no despreciar el conocimiento. No se desanime: es probable que la buena educación le haga sentir a su hijo como un raro en determinados ambientes, pero superados esos desajustes no habrá en el futuro estrés postraumático. No deje para otros lo que puede hacer usted; no tiene por qué esperar, por ejemplo, a que en los colegios se enseñe a comer saludablemente; sienta como una vergüenza personal que en un país mediterráneo como el nuestro haya niños obesos; actúe, no es tan difícil, se trata sólo de enseñarles a comer como Dios. No se acompleje; no pasa nada porque vigile de cerca a su hijo adolescente, se ha hecho toda la vida sin pensar que se atentaba contra ningún derecho fundamental. No tenga miedo a racionar la televisión. No tenga miedo a asomarse a la habitación de su hijo, no se trata de espiar sino de proteger. No quiera ser como su hijo, no se juvenilice, él necesita sentir que está guiado por adultos. No tema decirle que está en contra del botellón y de los encierros, es bueno que él sepa lo que usted los detesta. Y por supuesto, no se apunte a un encierro por acompañar al niño, ahí sí que está usted perdiendo la cabeza y adiestrándole en la brutalidad. Hágale saber que tiene deberes con la sociedad, y si no quiere usar la palabra "sociedad", por ser algo abstracta, hágale saber que tiene deberes con seres concretos. No se deje estafar por esta especie de catastrofismo que nos arroja a pensar que, como todo es un desastre, nosotros, individualmente, no podemos hacer nada. Su desánimo tiene un componente de imperdonable pereza: si ha tenido hijos, sea padre, sea madre. ¡Ejerza! La mejor herencia que podemos dejar en este mundo grosero es la buena educación.

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