jueves, 1 de octubre de 2009

GORDOS


He estado mucho tiempo sin decir ni pío debido a cuestiones personales que intentaré resumir.


He pasado de vivir dos años en Londres a volver a España y eso ha supuesto traslado y distribución de equipaje(madre mía lo que se acumula en dos años),acomodación a los nuevos espacios tanto materiales como humanos y al ritmo tanto de trabajo como de ocio del paisaje y paisanaje costero.


En fin, que todo eso sumado al hecho de no tener aún Internet en mi casa me ha impedido escribiros alguna cosilla.



Como supongo que reacordáis Mercedes y yo solíamos tomar el té-café juntos y hablar mucho de la vida y el cine o viceversa porque a veces uno imita al otro y viceversa “again”.


Ahora me falta ese mug-taza con Mercedes pero yo como soy muy cancionero ,además de peliculero, intentaré contradecir el dicho de la canción dicen que la distancia es el olvido….”



Bueno, quería comentaros que el sábado fui a ver la película española Gordos y aunque no es la mejor película que he visto, me hizo recapacitar sobre el hecho de que uno puede sentirse prisionero siendo libre. Me explico: viendo la peli me dio la impresión de que, a veces, movidos por la sociedad actual y por sus cánones de belleza restregados una y otra vez en televisión , prensa y cine ( para que decir nombres si supongo que todos tenéis muchos en vuestra cabeza) no somos felices con el cuerpo que nos ha tocado y nos sentimos, tristes, desgraciados, desafortunados y asfixiados en él... Intentamos con todas nuestras fuerzas salir de él, huir, abandonarlo y empezar de nuevo con otra cara, otra sonrisa , otra disposición ante la vida.


Obviamente estar gordo o delgado no es un delito y por supuesto lo ideal es aceptarnos y querernos tal y como somos, eso sí, sin abandonarnos.



Me pongo en vuestro lugar y sé que lo vuestro si es una verdadera prisión de la que, imagino, os gustaría salir lo antes posible pero también es verdad que las causas que os llevaron ahí son otras y muy graves.Lo que me gustaría compartir es la idea de que cuando salgáis, de esa vuestra prisión , afrontéis la vida con una sonrisa, buena cara y con la determinación de no hacer nada que os vuelva a hacer sentir GORDOS.